1 jun 2012

-There's a lot going on in my head right now-
Por un lado lo que siento cuando lo veo, personalmente o en una foto, o tan solo cuando pienso en él, esas ganas de abrazarlo, estar con él y que seamos felices al mejor estilo fantasía de película. 
Por otro está eso que pienso o que me esfuerzo en pensar, ese intento de objetividad que tengo cuando salgo un rato de mi cuerpo y lo miro todo desde arriba. "La relación estaba desgastada", "yo fui la única que la remó", "yo era la que mostraba interés", "él era un inmaduro", y demás frases que me decía a mi misma con ánimos de recordar el por qué de la separación, y de esta forma aplacar los demás sentimientos. No hace falta decir que no cumplí ese objetivo, los sentimientos no se matan. 
Sin mucha relación con lo anterior, en mi cabeza tienen lugar sentimientos de libertad, de rebelión. Ganas de soltarme y dejarme llevar, de escaparme del sistema aunque sea por un rato. Todo esto va de la mano con la búsqueda de mi misma, el descubrimiento, o formación, de mi propia personalidad mediante todo lo que sirva cómo método de expresión, la música, la forma de vestir, el blog, la forma de pensar, etc. 
Esta necesidad de expresión es un sentimiento recurrente en mí desde hace algún tiempo ya que en un momento de mi vida me miré y temí no tener carácter ni características que me distinguieran, ser sólo una cara bonita sin nada adentro, ser la portada de una película vacía. Esto me impulsó a querer ser fuerte, auténtica, sincera. Me dio metas, objetivos y sobre todo esperanzas de éxito y ganas de vivir. 
Esa perspectiva de la vida es la más hermosa, es la que te pone pilas para salir a pelear con el mundo y tener esperanza de ganar, la que te alienta a seguir viviendo por el gusto de ver tus metas cumplidas algún día, y a vivir ese trayecto con estilo, personalidad, no sólo a existir. 

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